DESNUDA
Autor
Luz Dary Jimenez Monsalve
Ya ha pasado un año desde que mi matrimonio se
murió, ese episodio me hizo más consciente de lo perecedero que es todo, hasta
las cosas que pensamos que más van a durar, pero sobre todo me hizo ver
claramente todo lo que había postergado y que tenía una enorme lista de
pendientes que había dejado colgando de la débil cuerda de mi destino para
cuando tuviera mejor economía, tuviera tiempo libre, mis nietos crecieran y una
larga lista de excusas de las que nos llenamos para hacer de nuestra vida un mientras
tanto.
Así que mi separación me motivó a tomar esa lista
de pendientes y empezar a actuar ya mismo, sobre todo aquellas que aplacé por
cuestiones económicas para seguir verificando que el dinero está disponible
sólo necesitamos maneras creativas de accederlo.
Siempre he sentido una poderosa atracción por los
disfraces, porque me parece que esa exploración de variantes físicas nos
acercan a personalidades ocultas y deseadas pero abortadas e inhibidas por el
que dirán, porque una de las creencias que primero adoptamos es el temor al que
dirán los demás y que pone en riesgo la aprobación social que siempre será
nuestro peor verdugo pero también nuestro dios pagano.
Liberé a estas personalidades y las dejé ser
ellas mismas por una noche con la complicidad de la Noche de la Poesía Erótica,
me puse en los zapatos de muchas mujeres que han sido de alguna manera mis
arquetipos femeninos y que me han guiado por esta experiencia humana en este
cuerpo femenino. Cada una me dejó una lección, otras me permitieron verificar
que la lección ya estaba aprendida hace rato.
Me quedaba no obstante una mujer dentro de mí por
visitar, la mujer desnuda y que comparte su desnudez con el público, la que echa su suerte a rodar en manos de la
aprobación o la desaprobación social, porque la desnudez sigue siendo presa de
una condicionalidad muy particular. Si da ganancias monetarias puede ser
artística, si no lo hace o si está al servicio de la lúdica masculina puede ser
pornográfica, amoral y muy reprochable.
No conseguí cifras de dinero por fotografiarme
desnuda, seguro que muchos se burlaron de mí, pero como eso no me importa, no
me hice correspondiente con saberlo, lo único que conseguí fue capturar muchas
visitas en mi perfil de Instagram, el mayor número de “me gusta” en foto alguna
y verificar que las mujeres que no tenemos cuerpos socialmente deseables y
bellos también nos podemos desnudar ante las cámaras, pero lo más importante
que me pasó es que experimenté el vértigo de la desnudez, que es el mismo que
se siente mediante la sinceridad y el atrevimiento de ser uno mismo, sin
maquillaje, sin ropa que disimule los defectos, aunque sea por los escasos 30
segundos mientras la cámara hace click.
Los invitamos a visitar el sitio de Luz Dary Jimenez Monsalve
http://lumediana.blogspot.com
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