A la altura perfecta de las provocaciones...

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miércoles, 8 de mayo de 2013

¡ AL DIABLO NEWTON, YO HE VENCIDO LA GRAVEDAD !


Por Julieta Parra


Me moría de pánico y de frío el día en que me las iban a poner, mi cuerpo duplicaba esa sensación de falta de abrigo, temblaba toda, lo cual se incrementaba en ese cuarto helado en donde me disponía a cambiarme.  Una enfermera  entro y me dijo que me relajara y me dio la instrucción -la batola con la abertura hacia delante señorita, se pone el gorro y las pantuflas por favor-   Los cuadros de mujeres perfectas estaban ante mí como ese ideal y ese sueño ya por poco realizable.

Días antes me había decidido por 385 gramos, sin embargo opte por 400. Yo que adoraba los excesos ¿porque ahora tanto recato y porque no iba a hacerlo?  El médico estuvo de acuerdo, mi peso, mis medidas, mi contextura se complacerían en recibir cálidamente a sus dos nuevas y grandes hermanas gemelas y  porque negarlo !yo siempre he querido ir más allá!

Mientras  el cirujano se disponía a hacer figuras y trazos sobre las viejas “marías” con un marcador, me sumergí en un montón de pensamientos quizá “científicos”, trataba de recordar conscientemente porque estaba ahí, que me había movido a tal decisión, yo que había defendido a capa y espada todo lo “natural” estaba ahí, llevada por una simple pero cierta proyección basada en la ciencia;  la masa, el tiempo, el espacio y todo lo demás “conspiraban” para que la muy ingrata gravedad fuera un hecho y de nuevo Newton se saliera con la suya.  Si!, esta ley que sostiene todo allá afuera  pero que acá dentro tira todo pa’ bajo, venia ahora  sin compasión por mi preciado par de tetas y eso tomaría poco tiempo,  también el hecho de tener dos hijos que de ellas se alimentaron contribuyo notablemente para que la infalible gravedad ¡pusiera el pie en el acelerador!

 Concluí entonces al respecto que no hay tal perfección en nuestro cuerpo y que  la “mama natura” se equivoca también, pues aunque la indispensable gravedad evita que yo pierda densidad ósea y masa muscular tenía  a su vez efectos no muy agradables para mi cuerpo y  la falta de elasticidad con el paso del tiempo ayudaría a que mi piel se viera vieja y sin tonicidad, factores que despiadadamente me habían  declarado la guerra y sería la gravedad la causante del esfuerzo irreversible, devastador y obsesivo de mis senos por tocar el piso y para ello no hay oración efectiva a ningún dios y que yo sepa no existe “el señor de las maruchas caídas”,  “el demonio antigravitacional” o algo así, tampoco hay pseudociencia, ni hielo, ni compresas, ni ejercicio que valga para evitar lo inevitable. Si yo fuera creyente hubiera estado muy enojada preguntándole a dios …. ¿hey tu ,que culpa tienen mis tetas? ¿Porque las avientas  por ahí como un trapo viejo? no te pases y deja tu cólera  “dios” ¡que lo que pasa con ellas pasa conmigo!

 Pero bien aun tenía posibilidades de salir triunfante, esta  era una batalla a muerte y la ciencia resultaba ser una aliada ahora a través  de sus avances y la maravilla de la cirugía plástica podía  ayudar a que por un largo tiempo yo viviera en una especie de “secuencia sostenida” y además luciendo renovada, provocativa, tonificada  y con todo en su lugar.

Mis senos pronto serian una maravilla de la creación de la cirugía plástica y yo aplaudía semejante acto humanitario porque ¡vaya que lo es! Que mujer de este planeta por decisión propia o por “libre albedrío  quiere ver sus tetas caídas y rosando con su ombligo ¡ a mí que no me vengan con cuentos!  Pues bien, el cirujano pretendía esa mañana de Julio,  de la manera más artística posible dejarme unas tetas “caídas” pero del cielo.  Yo y muchos más estaríamos felices y agradecidos por ese hecho.

Por fin llego la hora de la cirugía, me llevaron al quirófano, antes de aplicarme la anestesia el cirujano me indico que pensara en algo muy agradable… decidí entonces  imaginar a través de ese inducido y anestesiado sueño como quedarían mis voluptuosos senos,  le diría adiós al sostén que tanto me molestaba usar, me esperaba un paraíso de blusas ajustadas, escotes profundos,  vacaciones en toples, noches de corpiño, corsé y sexo “sinvergüenza” pensé que por ahora había ganado la batalla pero era un hecho que ninguna mujer ganaría esa guerra. Sin embargo nadie podía quitarme la dicha  momentánea de ese pequeño y trivial  triunfo así que grite para mis adentros  ¡Al diablo Newton, yo he vencido la gravedad!




7 comentarios:

  1. ¡Muy bueno y muy bien logrado artículo! Te felicito juli.

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  2. bello desenfado tuyo , expresar con absoluta libertad el sentir de tu alma ,te hace ùnica e irreptible !!!

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  3. Jajajaajajaajajja, muy bueno ;)..... Att: Luis A. Molina

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  4. ¡Al diablo la gravedad, que vivan tus tetas! ¡Que viva la ciencia! Que con ella muchas mujeres estarán satifechas, pero serán millones de hombres los que se caerían de jeta...

    Muy interesante tu artículo Julieta. Pero sobre todo, te deseo que seas muy felíz.

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  5. Vacaciones en topless... blusas ajustadas... escotes profundos... sexo "sinvergüenza".

    Y mientras tú vas en tacones, Newton se revuelca en su tumba y yo disfruto de tus letras.

    :)

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  6. Que buen articulo julieta! te felicito! un abrazo.

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  7. yo espero tomar la gravedad por los cuernos en algún momento ... gracias por tu articulo, encantada con el=)

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